Las empresas emergen, crecen, se acomodan y si no innovan, luego son destronadas por otras. Esta es la tesis principal de Clayton Christensen*, considerado padre de la innovación disruptiva y que ha dejado un legado para las empresas del siglo XXI.
Hoy en día, la innovación es un elemento inherente a la actividad empresarial. Por la alta competitividad de los mercados, pues solo aquellas compañías capaces de evolucionar y adelantarse al resto podrán sobrevivir en un escenario tan exigente.
Esto es lo que Schumpeter predicó en 1940 con su concepto de destrucción creativa, razón por la cual el sistema siempre se renueva y crea riqueza. La diferencia es que Christensen descubrió cómo sucede.
Las empresas exitosas ganan mercado y comienzan a centrarse en la eficiencia: producir mejor, aumentar su margen de beneficio, conquistar nuevos mercados. Estas “Soluciones de crecimiento”, comienzan por satisfacer las necesidades de un grupo pequeño, del mismo modo respalda a las inversiones en mejoras que, en algún momento, se tornan en una innovación que por naturaleza es mejor que lo anterior.
Así, las computadoras portátiles reemplazaron a las computadoras centrales, y de la misma manera Kodak inventó la fotografía digital que reemplazó a la película. El legado en innovación para las empresas ha creado el dilema de adoptar un cambio pueda significa renunciar a las ganancias justo cuando la compañía está cosechando las recompensas de su trabajo anterior, y peor aún cuando muchas innovaciones no llegan a ningún lado.
De ahí el dilema: ¿Seguir invirtiendo en un producto que se está vendiendo masivamente, aunque ya otros puedan mejorar la experiencia o arriesgarse con la idea innovadora? Este planteamiento puso en jaque a casi todas las grandes corporaciones del mundo.
En el segundo libro de Christensen, La solución del innovador, se plantean dos recomendaciones para deshacerse del dilema de la incertidumbre:
Hoy en día el legado que tienen las empresas es una nueva forma de desarrollar negocios (Como la compra de Android, por Google, o Alexa, por Amazon), para avanzar en sus innovaciones (Como Lexcycle y Touchco, integradas en el desarrollo del libro digital Kindle, de Amazon) o para eliminar posibles competidores (como la compra de WhatsApp por Facebook). Todo podría partir de implementar procesos de innovación abierta dentro de la estrategia empresarial.
Marc Andreessen, inversor de Silicon Valley. Afirma: "La innovación disruptiva brinda a los nuevos consumidores acceso a productos históricamente sólo disponibles para consumidores con mucho dinero o habilidades".
El desarrollo de la mentalidad innovadora constituye probablemente, un aspecto fundamental para el sistema empresarial. Además, la sociedad se mueve a una velocidad impresionante, los mercados se tornan muy competitivos y para poder insertarse en ellos es necesaria una constante renovación que tenga por objetivo mantener e incrementar sus niveles de competitividad y eficiencia.
Es un hecho, el legado para las empresas del siglo XXI son las innovaciones disruptivas que ofrecen más información y opciones, facilitando los procesos haciendo que los productos sean más baratos y accesibles para más personas.
* Hoy no se puede hablar de innovación sin tener en cuenta las ideas de Clayton Christensen. Teórico, profesor de Harvard y consultor de innovación, fallecido el 24 de enero de este año. Fue uno de los pensadores empresariales más influyentes de las últimas décadas, elevado a la fama casi inmediatamente después del lanzamiento del libro El dilema del innovador, en 1997. Las ideas de Christensen ayudaron a darle forma al mundo de los negocios de hoy.
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